El primer abrigadito de la izquierda es el que publiqué en una entrada anterior, el que le sigue tiene mangas cortas, japonesas, con un botón de madera que aquí llamamos alamar. El tercero, en color natural, es una campera con botones también de madera de forma triangular y el último es un chaleco color maiz que prende cruzado con un alfiler de metal. Todos los tejí para Laura.
Este trabajo fue realizado en cuadrados añadidos que parece encaje porque queda unificado por estar hecho en un solo color. El único botón está también forrado con la misma lana.
Como también me gusta coser, hice esta bata abrigadita para que mi hija la use los días en que no sale de su casa. Como se ve, Pototo fue el que probó la calidad del material.
Este grupo de adornos está apoyado sobre una carpeta tejida al crochet con la técnica de puntos contados. Es un trabajo que requiere un poco de atención pero el resultado es bueno. La cajita yerbera azucarera la pinté con acrílico y la caja cilíndrica la forré con estampillas. La caja central tiene un paisaje pintado por un artesano y yo la uso para guardar mis hilos de bordar. La talla lustrada es una artesanía formoseña y los dos potecitos misioneros me los regaló mi hermana Elba.